Para Alemania, la Unión Europea fue «un instrumento de rehabilitación», una ocasión para «redimirse» de las atrocidades nazis. Pero «ya ha pagado la factura y no va a seguir pagándola». Para Francia, la UE fue factor de resurgimiento, pero «lleva ya diez años de capa caída». Para los países del Sur y del Este de Europa, la UE supuso la «sublimación de las dictaduras». En el caso de los países del Sur, dictaduras con Estados soberanos pero no libres, en el caso de los de Este, dictaduras en Estados ni soberanos ni libres. Ahora a los del Este les «cuesta ceder el juguete de la soberanía». Ante este panorama: o evoluciona con un proyecto luminoso o la UE muere.
Ese fue el punto de partida de Josep Borrell en el marco de un seminario sobre Presente y futuro de la UE tras el Brexit. Borrell, catedrático Jean Monnet en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales, ex presidente del Parlamento Europeo, figura de nuevo al alza en la política nacional por su papel en la reciente crisis del PSOE, habló ayer tarde en la sede de UNIR en Madrid. Empleó su habitual estilo conciso, preciso, irónico y brillante ante un público especializado en la Unión Europea. Ofició de anfitrión el ex ministro Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la fundación Funciva, ligada a UNIR.
Borrell, pues, dejó claro que el relato fundacional de la UE («paz y mercado») ya no funcionaba. Todos los ciudadanos de la UE ahora perciben que Bruselas no resuelve los problemas de seguridad ni de política exterior ni de crecimiento económico. Más bien al contrario: parece que los agrava. «¿Qué hacemos?», se preguntó. «¿Volvemos al Estado-nación?». Lamentó que ahora a la UE «le falta narrativa» . Ya no creemos ni siquiera en que el euro sea una «garantía de prosperidad», menos aún de «prosperidad compartida».
El ex presidente del Parlamento Europeo presentó tres escenarios de futuro.
- Vuelta a casa. Como han hecho los británicos. El Brexit. En este apartado vale el «solos nos lo montamos mejor» (ese es también un eslogan catalán, recordó), el «no hay sentimiento de pertenencia a una cosa tan fría como Bruselas», «es muy caro». El Brexit, además, «¿será contagioso o funcionará como una vacuna?» .
- Statu quo. Es decir, tirar como podamos, pero sin acabar de definir un modelo claro. Según Borrell, el soft power, la forma de actuar de la UE en los últimos años, no aguantará.
- Integración política. Llámese modelo «federalizante», «federal», «voluntarista» por parte de los que quieran de verdad, o como se prefiera. No hace falta que se integren los 27 Estados miembros de la UE. Podría ser una «unión dentro de la unión». Pero Borrell no ve voluntad política para hacerlo.
Borrell, claro, es partidario de la integración política. Los líderes europeos (sobre todo Alemania) han de convencerse de que se trata de que «todos ganemos»: los Estados nación y la posible federación (construcción política) de la UE. Por lo tanto, que las transferencias económicas que se tendrían que dar en esa nueva federación de la UE, por ejemplo, el seguro de desempleo europeo, a medio y largo plazo también beneficiarían «a los países ricos» (Alemania).
Finalmente, si fuera presidente del Gobierno español, haría en estos momentos una política europea basada en este informe del Instituto Delors:
Repair and prepare: growth and the euro after Brexit
Participaron en el debate, entre otros, Manuel de la Rocha (director del grupo de estudio de UNIR «Globalización: desafíos y oportunidades»), José Manuel Albares (diplomático), José Luis Escario (consultor internacional), Borja Lasheras (Council of Foreign Relations), Áurea Moltó (Política Exterior), Ignacio Molina (Real Instituto Elcano), Juan Moscoso (economista), Andrés Ortega (periodista), Vicente Palacio (Fundación Alternativas) y Ángel Pascual-Ramsay (ESADE).
Su conferencia se puede seguir en este vídeo: